En el inicio de curso no es raro escuchar a madres y padres decir: “no tiene interés”, “es una batalla diaria para que haga los deberes”, “se distrae”, “se olvida apuntar los deberes…”
En esta entrada de blog vamos a hablar sobre cómo ayudar a nuestros hijos a mejorar su motivación al estudio.
Solemos motivar a los menores mediante premios físicos, y de este modo le mandamos el mensaje de que solo hay que hacer esfuerzo si nos dan algo a cambio. También estamos muy centrados en los resultados, las notas, y a veces dejamos de lado el esfuerzo que el menor pone en el proceso de aprendizaje. Si además no cumplen con lo requerido solemos amenazar o castigar predisponiendo al menor de forma negativa al estudio. Es decir, el niño termina pensando que hacer los deberes y estudiar es un infierno, que no sirve para nada su esfuerzo, y que si se equivoca perderá beneficios.
La mayoría de las consultas que atendemos los psicólogos tienen que ver con las relaciones familiares. Bien por el duelo por la perdida de un ser querido o una ruptura amorosa, por tener una "madre controladora", no saber que hacer con nuestr@ hij@ adolescente, desesperarse con la desobediencia de l@s hij@s mas pequeños, una mala comunicación en pareja u otra cuestión... y esto es así porque la familia y las relaciones afectivas forman gran parte de nuestra vida.
Es en la familia donde aprendemos quienes somos, como desenvolvernos con los demás, el sentido de lo que esta bien y lo que esta mal.... y cuando esos referentes se tambalean, hacen que se tambalee nuestra seguridad.
Ante estas situaciones a veces la familia entera es consciente de la situación por la que atraviesan, y todos los implicados acuden a terapia, dando paso a una nueva configuración familiar, cambiando la manera de relacionarse, mejorando la comunicación y aumentando la autoestima familiar.
En otras ocasiones tan solo una de las personas implicadas es consciente de que algo ocurre y es quien decide acudir a terapia. En estos casos pensamos que de este modo "nada cambiara", porque los demás no harán ningún esfuerzo por hacerlo. Y es verdad, "no existen recetas mágicas".
En las relaciones solemos estar acostumbrados a actuar siempre del mismo modo, pudiendo predecir que ocurrirá y como reaccionara el otro, si hago tal cosa.
Acudir a terapia es decidir crecer y cambiar, y esto introduce un elemento nuevo a la relación, haciendo inservibles los comportamientos utilizados hasta el momento y provocando la necesidad de cambiarlos por otros nuevos mas saludables.
Cuando uno trabaja sobre si mismo, se siente mejor, cambia su actitud sobre las cosas y eso "contagia" a nuestro entorno.
Vanessa Vega
Psicóloga General Sanitaria.
Mediadora familiar.