Los niñ@s y los deberes ¿como motivarles para que estudien?

En el inicio de curso no es raro escuchar a madres y padres decir: “no tiene interés”, “es una batalla diaria para que haga los deberes”, “se distrae”, “se olvida apuntar los deberes…”

En esta entrada de blog vamos a hablar sobre cómo ayudar a nuestros hijos a mejorar su motivación al estudio.

Solemos motivar a los menores mediante premios físicos, y de este modo le mandamos el mensaje de que solo hay que hacer esfuerzo si nos dan algo a cambio. También estamos muy centrados en los resultados, las notas, y a veces dejamos de lado el esfuerzo que el menor pone en el proceso de aprendizaje. Si además no cumplen con lo requerido solemos amenazar o castigar predisponiendo al menor de forma negativa al estudio. Es decir, el niño termina pensando que hacer los deberes y estudiar es un infierno, que no sirve para nada su esfuerzo, y que si se equivoca perderá beneficios.

1. Mejorar la comunicación con el menor, de modo que pueda expresar sus emociones, sentimientos y preocupaciones a diario. Previniendo así que se estresen.
2. Mostrar interés por la vida escolar de su hijo, desde las clases y aprendizajes, hasta las relaciones con sus compañeros.
3. Mantener rutinas y horarios sin ser extremadamente exigentes. Es aconsejable que los menores tengan responsabilidades en el hogar (hacer su cama, recoger su plato…), además de sus tareas escolares, los padres debemos estar presentes para mostrar apoyo y ayuda sin es necesario, evitando hacérselo nosotros
4. Dejarles tiempo libre de distensión (ver a sus amigos, jugar con sus juguetes…).
5. Incrementar la motivación al estudio, realizando un plan de objetivos que sean asequibles para el menor. Fijaremos un horario de estudio, con unas consecuencias al incumplimiento de este, pactadas de antemano (ver ¿no consigues que tu hij@ te obedezca?. Dificultades para establecer normas y limites ). De ese modo evitaremos estar “persiguiendo” a nuestro hijo y podremos mantener un estado de ánimo calmado.

1. Viven en un entorno rico en actividades.
2. Se les presentan desafíos moderados.
3. Tienen expectativas reales y ajustadas a sus capacidades y edad.
4. Se les permite tomar parte de las tomas de decisiones.
5. Sienten que sus sentimientos y necesidades están reconocidas.
6. Su entorno confía en sus habilidades y valoran su trabajo.
7. Los padres y madres están presentes en su educación.

Si aun poniendo en marcha las estrategias aquí descritas y después de un periodo de tiempo amplio (alrededor de 3 meses) no ha habido cambios se aconseja que consulten con un profesional, que evalúe y ponga una intervención ajustada al caso.

Espero vuestros comentarios.

Vanessa Vega

Psicóloga General Sanitaria

Mediadora familiar.

Bibliografía: Ana María Bacigalupo Falcón. Psicología educacional.

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