¿No consigues que tu hij@ te obedezca? Dificultades para establecer normas y limites a nuestr@s hij@s.

¿Por qué son necesarias las normas y limites?

Como padres y madres muchas veces sentimos que no tenemos suficientes energías para conseguir que nuest@s hij@s nos obedezcan. Al final del día uno llega a casa cansado y tiene que enfrentarse a la dura tarea de que los pequeñ@s cenen, que los adolescentes no se acuesten demasiado tarde con el móvil,….y creemos que para el poco tiempo que les vemos no vamos a esta luchando con ellos, y ser los malos de la película… o quizás hemos estado todo el día con ellos y nos sentimos incapaces de seguir su ritmo de exigencia, estamos cansados de luchar contra sus caprichos, sus berrinches, de repetir 20 veces lo que queremos que hagan, (“vete a lavarte los dientes”, “recoge tu ropa”, “haz los deberes”, “deja un rato el móvil”…. ) hasta el punto de perder los nervios. A menudo nos encontramos sin energías y sobre pasados y decidimos pasar por alto algo que en otro momento no pasaríamos, dejando así desconcertados a los niños o quizás reaccionemos de modo exagerado que en otro momento no hubiéramos reaccionado así.

 

Todas estas situaciones y sentimientos nos dificultan establecer unas normas y límites claros a nuestr@s hij@s, por lo que ellos terminan confundidos y nosotros alterados.

 

Otra dificultad que encontramos para establecer normas es sentirse inseguros y no saber muy bien donde  y como establecer esa norma.  Quizás tenemos miedo de no ser aceptados por nuestros hij@s, causarles un “trauma”, que nos tengan miedo, o que cuando crezcan nos echen en cara lo que hemos hecho mal, esto nos crea inseguridad y también hace que no pongamos las normas que nos gustaría.

 

O a lo mejor si estamos seguros de lo que queremos pero nuestra pareja tiene otra idea de la educación, cuando los padres tenemos criterios educacionales diferentes, y cada uno aplica normas distintas o incluso nos desacreditamos delante de los niños, se favorece que las normas sean inconsistentes y que los niños aprovechen los huecos para hacer lo que gusten, incumpliendo la norma y desesperando a los adultos. También hace difícil imponer normas coherentes.

 

Ante todas estas situaciones los niños aprenden que los padres no tienen un criterio claro y entonces no saben qué puede pasar si hacen o no aquella cosa, de modo que cada día hacen ensayo y error para ver si hoy es el día en que le dejan hacerlo o en el que no. Es importante buscar ayuda para poder encontrar el modo adecuado de solucionar esta situación para nuestra familia.

Aun así en esta entrada de blog, intentare dar algunas directrices a seguir. Para ello empezaremos buscando la respuesta de ¿para qué sirven las normas? Y el siguiente ejemplo nos ayudara a ponernos en situación.

 

Imaginemos que nos contratan en una nueva empresa y hoy es nuestro primer día de trabajo, no sabemos cuánto vamos a ganar, ni que funciones vamos a despeñar, ni la cadena de mando bajo la que estamos, cuales son los objetivos o que cosas no están permitidas, ¿Cómo os sentiríais?, quizás abrumados, asustados, inseguros, enfadados…. ¿Y si además cada semana o cada día cambiaran todas estas cosas según el humor del jefe o de manera aleatoria? Seria desesperante ¿verdad?, pues esto es lo que siente un niño sin normas….

 

¿POR QUÉ SON NECESARIAS LAS NORMAS?

  •          Las normas son necesarias porque nos ofrecen seguridad y protección, cuando tenemos normas podemos anticipar que pasara si hacemos tal o cual cosa, y podremos tomar decisiones sobre que queremos hacer según la consecuencia que conlleve. Por ejemplo, hay normas de tráfico, y un límite de velocidad en la autopista, nosotros decidimos si seguimos la norma o decidimos ir más rápido, según si queremos afrontar o no la consecuencia que hay.
  • Sirven para regular de manera externa lo que los niños no pueden regular por si mismos, por ejemplo, Si dejamos a un niño que decida cuando se quiere acostar, aunque este muy cansado decidirá atrasarlo todo lo que pueda con tal de jugar, y esto ira en contra de su bienestar.
  •  Organizan  la vida familiar,  y fomentan el respeto. De este modo la familia no será un caos. Imaginar que no hubiera horarios ni funciones específicas para cada miembro, ¿Quién haría la comida?, ¿y si alguien decidiera hacer sus necesidades en el pasillo?, o los pequeños decidieran comer solo gusanitos, o si no se pusiera limite a las agresiones por un enfado….
  • Ayudan a los niños a aprender a tolerar su propia frustración. Esto es un factor preventivo para adolescentes agresivos, o para no sufrir en la vida adulta problemas como la depresión o la ansiedad. Si siempre conseguimos lo que queremos sea importante o no, (algo que en la familia por el amor que les tenemos podemos asumir), cuando se encuentren por primera vez con un escollo que superar  y no lo consigan, no tendrán herramientas para buscar soluciones o para asumir la situación enfrentándose a sentimientos que nunca han tenido y que no saben gestionar.

Cuando l@s niñ@s son más pequeñ@s las normas deben ser más directivas, y parecidas a órdenes claras, pero según  van creciendo es importante que participen y que se les expliquen, argumenten y sean discutidas.

Se podría decir que las normas se van complejizando con la edad del siguiente modo:

  •          En el primer año: las normas se basan en las rutinas de alimentación y sueño.
  •         De 1-2 años: las normas se basan en el “NO”, poner límites a lo que pueden y no pueden hacer principalmente por su propia seguridad física. 
  •          De 2-3 años: es el momento de controlar los berrinches. Y las normas van encaminadas al autocontrol del niño.
  •          De 3- 4 años: comenzamos a normalizar los hábitos, debido a que ya son autónomos. 
  •          De 4-6: nos basamos e normas sobre los hábitos, relaciones y la escuela. 
  •          De 6-12 años en conductas y consecuencias, para que adquieran responsabilidad.

Poder pensar que normas queremos en nuestro hogar, que respeten nuestra forma de ser y educar y de ver la vida es una empresa difícil, pero con información adecuada, constancia y paciencia podemos tener una vida familiar agradable y tranquila. Siempre teniendo en cuenta que vivimos con niños y adolescentes y ellos siempre tendrán más energía que nosotros.

 

¿Qué dificultades encontráis vosotros? Espero vuestros comentarios.

 

Ser felices.

 

Vanessa Vega 

Psicóloga general sanitaria 

Mediadora familiar 

 

 

 

  

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