Pautas para fomentar la responsabilidad en nuestros hijos

Autonomía + asunción de errores = Responsabilidad

¿Queremos niños responsables? 
Muchos padres y madres entran en mi consulta pidiendo que sus hijos sean responsables, como si pudiéramos agitar una varita mágica y concederles el deseo.  La responsabilidad se adquiere en casa, por lo que además de buscar pautas que ayuden a nuestros hijos a adquirir responsabilidad, a veces también es necesario que nosotros modifiquemos pensamientos, creencias o comportamientos . 
Pero ¿que es la responsabilidad? Según la Real academia de la lengua española, la responsabilidad es la “Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”. De modo que para ser responsables es necesario tomar decisiones de manera autónoma, conocer las consecuencias de dichas decisiones y asumirlas. 
Ser autónomos y autosuficientes es algo que sólo se puede conseguir si dejamos que nuestros hijos se equivoquen. Pero para muchos padres y madres es difícil ver a sus hijos fracasar. Nadie quiere que su hijo sea un fracasado. Los padres nos sentimos más tranquilos y capaces de  afrontar estas situaciones si pensamos que los fracasos cuando son pequeños ayudan a que no fracasen cuando son adultos y si lo hacen sean capaces de superarlo. 
La mejor forma de fomentar hijos responsables, autónomos y seguros es imponer unas normas y límites coherentes y adecuados, aunque encontremos dificultades . (ver ¿No consigues que tu hij@ te obedezca? Dificultades para establecer normas y limites a nuestr@s hij@s.)
En este artículo expondremos el modo en el que podemos conseguir que nuestros hijos sean responsables y autónomos  mediante las siguientes pautas:
• Es necesario brindarles oportunidades para tomar decisiones. Los padres deben tener siempre el control sobre las alternativas sobre las que pueden decidir. Por ejemplo si dejamos que nuestros hijos decidan el postre,  elegirán helado o bollería, por lo tanto si queremos que coman fruta las opciones serían, “puedes comer plátano o manzana, ¿Qué eliges? “. De este modo sentirán que tienen el control y la capacidad de tomar decisiones y nos aseguramos que están alimentándose adecuadamente . Este control de las alternativas debe irse relajando según el niño va madurando. De modo que podemos dejar que nuestro hijo adolescente decida cuanto tiempo va a dedicar al estudio, sabiendo la consecuencia que tendrá el suspender o aprobar . 
• Para fomentar su responsabilidad se debe acompañar de un ambiente familiar cálido y afectuoso, donde no se juzgue, y que las críticas sean constructivas. Es importante tener una buena comunicación familiar, que sea fluida y comprensiva, para lo cual es necesario trabajar en nuestra propia inteligencia emocional. 
Además de prestar apoyo y seguridad, los errores no tienen porqué convertirse en un drama. Ante los errores es positivo sentarnos con ellos y hacerles recapacitar en donde estuvo el error, y ayudarle a que el mismo piense alternativas sobre como actuar en otra situación similar. 
• Los padres deben ser conscientes de que sus hijos saben resolver sus problemas. Es decir, que confiemos en su capacidad. Aquí es necesario dejarles que se equivoquen, que prueben, sin tener a papá y mamá diciéndoles cómo tienen que actuar. Cuando los padres resolvemos todos los problemas de los hijos, les mandamos el mensaje “tu solo no puedes, me necesitas”. De modo que el niño siente inseguridad y se va generando en él una personalidad dependiente, una baja autoestima y una baja capacidad de frustración. Es preciso que conozcan sus fortalezas y capacidades y que las metas que se propongan conseguir sean asequibles . 
Actuando como modelos. Para los niños,  sobretodo los más pequeños sus padres son el patrón por donde se rigen. En la adolescencia buscan otros referentes pero el comportamiento de los padres sigue siendo esencial. Pongamos por ejemplo, que pedimos a nuestro hijo de 15 años que se acueste temprano para poder rendir en el instituto, mientras nosotros trasnochamos cada día, no somos capaces de levantarnos por la mañana y llegamos tarde al trabajo. El mensaje que estaríamos transmitiendo al menor seria muy incoherente y no produciría en él el desarrollo de la responsabilidad. Por lo tanto para criar hijos responsables primero hemos de serlo nosotros. 
Recompensar la iniciativa. Incluso cuando se equivocan y su decisión tiene consecuencias negativas, es beneficioso valorar su intención de ser autónomo. Por ejemplo si nuestro hijo de 3 años intenta servirse el zumo solo y lo derrama. La reacción más común suele ser enfadarse con el, no permitirle que lo vuelva a hacer…. Sin embargo, para fortalecer su responsabilidad sería más adecuado actuar así: ”no pasa nada, se limpia, me alegro de que quieras ser mayor y echar tu zumo sólito. ¿Qué te parece si lo vuelves a intentar así, ?De esta forma no se derrama“
 
Reforzando la capacidad de control al tomar decisiones correctas. Cuando nuestros hijos toman decisiones y el resultado es positivo, es importante que le comuniquemos nuestra satisfacción por su éxito, que apreciemos el modo en que lo consiguió y que demos alternativas constructivas para poder subsanar posibles dificultades en el futuro. Esto siempre mediante la reflexión del pequeño ante nuestras preguntas, nunca dictándole la solución. De este modo nuestro hijo ganará en seguridad, confianza en si mismo y en autoestima. 
En definitiva, darle todas las soluciones no le hará más feliz y responsable. Dejen equivocarse a sus hijos, dejen que crezcan, que sean autónomos y tendrán hijos responsables. a
Vanessa Vega
Psicóloga General Sanitaria
Mediadora familiar.

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