Otras veces a la familia le cuesta reconfigurarse y suceden conflictos familiares y tensiones, que pueden terminar afectando anímicamente a sus miembros. Es aquí donde los psicólogos de familia entramos para ayudarles a entender su situación y  a encontrarse unos con otros de una forma diferente a la utilizada hasta ahora.

Otras veces las crisis por las que pasa la familia no son producto de su propio crecimiento, pero  también exigen una reestructuración de la misma, como por ejemplo la pérdida de uno de sus miembros o la separación de los padres. Aquí también el trabajo psicológico es importante, ya que ayudamos a elaborar los sentimientos producidos por esa crisis trágica y el cambio brusco que afecta a nuestras vidas, facilitando la adaptación de los miembros a la nueva situación, reforzando los vínculos existentes entre ellos.

Siempre que existe una crisis esperable por ciclo vital o no, hay una oportunidad de crecer, de cambiar, de aprender. No veamos las crisis y los cambios como algo terrible sino como una llave  para evolucionar hacia algo distinto.

Conociendo que ocurre en esas etapas esperables, reducimos la ansiedad que nos genera lo desconocido, y podemos anticiparlas, buscando las herramientas que necesitaremos en dicho momento.

Sin embargo, las crisis no esperables, obviamente nos pillan de sorpresa, nos desconciertan, nos desestabilizan y hacen poco accesible, aunque no imposible, encontrar esas herramientas por nosotros mismos, ya que nos invaden multitud de sentimientos y emociones, que a veces no sabemos gestionar o su intensidad es demasiado grande para poderlos controlar, por ello es mas habitual la búsqueda de ayuda externa. No lo dudes, si estas en ese momento busca ayuda.

Ser felices.